La pasada semana contamos con la visita del dramaturgo, director de escena, actor y poeta residente/resistente en Menorca desde hace más de treinta años, Jordi Odrí (Barcelona, 1950), como autor invitado a nuestro taller de escritura creativa en Menorca. La primera parada fue en una sesión del Laboratorio Narrativo del Ateneu de Maó (con reportaje fotográfico de Sam G. C.).
…Y la segunda sesión se desarrolló a cuarenta kilómetros de distancia, en el taller homónimo/homólogo del Cercle Artístic de Ciutadella (con fotos de Ana Olivia Fiol).
Autor de obras originales como Fins demà (1996), Interiors (el perill de la paraula) (1997) o Cànon trencat (2001), en colaboración con su otra mitad artística, la actriz Matilde Muñiz, con quien fundó la compañía Mô Teatre que celebraba sus dos décadas de vida en 2015 con La comunió va ser ahir; Odrí, además, ha dirigido y representado multitud de títulos de otros autores como Odysseus, basado en La odisea de Homero, en 2008; El cor d’un boxejador, de Lutz Hübner, en 2014; Adressa desconeguda, de Kressmann Taylor, en 2016 o la propuesta vigente de Mô Teatre con la adaptación de El malentès, de Albert Camus que estos días rueda por los escenarios de Menorca. Además ha practicado el microteatro y fue precisamente su pieza Amants, ganadora del Premi Teatre de Butxaca de Ciutadella en 2016, la que nos sirvió de excusa para invitarle al taller a charlar sobre la creación de estas piezas teatrales en miniatura.
«Cuando escribimos teatro, ya sea macro o micro, tenemos que olvidarnos del narrador», nos dijo Odrí (a nosotros, narradores compulsivos). Habló, con el dramaturgo y director teatral José Sanchis Sinisterra como uno de sus referentes, de las diferentes formas de dar voz a los personajes en escena, del peso del diálogo y también del peso del silencio (y de las interrupciones y los giros en las historias: «Hoy el teléfono ha sustituido a dios»). Un silencio que en la escritura narrativa no está apenas presente en nuestras estrategias y que ya ha quedado subrayado para los habitantes de La isla de los escritores que se asomen a la escritura dramática. Repasó también el asunto de las acotaciones y sus diferentes usos, así como de las distintas formas de abordarlas que tienen los autores. Como ejemplo, hizo una lectura dramatizada de una escena casi desnuda de esas didascalias de la obra Carícies, publicada en 1992 por el catalán Sergi Belbel y, como contrapunto, leyó algunas acotaciones y fragmentos de Luces de Bohemia, obra con la que Ramón María del Valle-Inclán inaugura su «esperpento», publicada en 1924, con unas indicaciones tan precisas, tan literarias que, tal y como recordó Odrí, a veces se leían durante la propia representación. Como esta introducción a la Escena segunda:
(La cueva de ZARATUSTRA en el Pretil de los Consejos. Rimeros de libros hacen escombro y cubren las paredes. Empapelan los cuatro vidrios de una puerta cuatro cromos espeluznantes de un novelón por entregas. En la cueva hacen tertulia el gato, el loro, el can y el librero. ZARATUSTRA, abichado y giboso -la cara de tocino rancio y la bufanda de verde serpiente-, promueve, con su caracterización de fantoche, una aguda y dolorosa disonancia muy emotiva y muy moderna. Encogido en el roto pelote de una silla enana, con los pies entrapados y cepones en la tarima del brasero, guarda la tienda. Un ratón saca el hocico intrigante por un agujero.)
ZARATUSTRA: ¡No pienses que no te veo, ladrón!
EL GATO: ¡Fu! ¡Fu! ¡Fu!
El CAN: ¡Guau!
EL LORO: ¡Viva España!
(Están en la puerta MAX ESTRELLA y DON LATINO DE HISPALIS. El poeta saca el brazo por entre los pliegues de su capa, y lo alza majestuoso, en un ritmo con su clásica cabeza ciega.)
Como poeta, Jordi Odrí —con acento en la í, como recuerda la poeta Margarita Ballester en el espléndido prólogo de su último libro publicado en 2016, Antilogia (petits fracassos)—, ha publicado Quadern perdut en el jardí (1997); Sal als ulls (2012) y ha colaborado en varias obras colectivas como Illanvers, Tots els essers (poetes de Menorca pels drets humans) o Cinquanta veus poètiques de Menorca. Versos per la llengua. Es en esta última obra, Antilogia, donde se desnuda —«Cròniques de l’home cremallera (Aniversari de ‘Jugant a les portes de la mort’», el libro, ya nos avisó el autor, está lleno de títulos y subtítulos—, donde se autolesiona, se burla, se cuestiona, se llena de melancolía, se vacía los bolsillos y se cuenta a sí mismo historias (a veces tan surrealistas como la propia vida) con una voz transparente, cotidiana y directa.
Sin su permiso, termino este resumen de su visita —¡gracias, Jordi!— con uno de los poemas de Antilogia que, cómo no, está también salpicado de drama:
TEATRE
escenari
estar sobre
escena
fer una
és
existeix.